La sanidad del árbol en general, y el estado del fruto en particular, es la principal preocupación en este cultivo, ya que este último es la parte cosechable destinada a la producción de aceite o bien al aderezo para su consumo en verde. El fruto del olivo es atacado por un conjunto de especies muy diverso, Liothrips oleae Costa (Thysanoptera: Phloeothripidae); Leucaspis riccae Targioni; Parlatoria oleae (Colvée) y Aspidiotus nerii (Bouché) (Hemiptera-Homoptera: Diaspididae); Pollinia pollinii (Costa) (Hemiptera-Homoptera: Asterolecanidae); Metcalfa pruinosa Say (Hemiptera-Homoptera: Flatidae); Rhynchites cribripennis Desbroches (Coleoptera: Atelabidae); Prays oleae (Bernard) (Lepidoptera: Yponomeutidae), Lobesia botrana (Denis et Schiff.) (Lepidoptera: Tortricidae) y Palpita unionalis (Hübner) (Lepidoptera: Pyraustidae); Bactrocera oleae (Gmelin) (Diptera: Tephritidae) y Prolasioptera berlesiana Paoli (Diptera: Ceccidomidae) (Alfaro 2005, De Andrés 2001, Tzanakakis 2006).

La mosca del olivo, plaga clave del cultivo

La mosca del olivo, B. oleae, es sin duda el principal problema de origen entomológico de este importante cultivo en regiones de clima mediterráneo. El fitófago, que es carpófago, ataca directamente al fruto, provoca caídas prematuras y una disminución importante de la calidad del aceite obtenido. Se estima que el insecto es responsable del 30-40% de las pérdidas en la producción total de aceituna en la región Mediterránea, incluso se tiene noticias de pérdidas del 100% de algunas variedades de mesa y hasta el 80% del valor del aceite causadas por B. oleae (Zalom et al. 2003). La mosca del olivo se considera el principal factor biótico que reduce la calidad del aceite al aumentar la acidez de este (Mraicha et al., 2010). Por tanto, el control de la mosca del olivo es un desafío importante para la mejora de la calidad del aceite de oliva.